Eduardo «Lolo» Carauni, el piloto del Rambler (Nota I)
En San Nicolás, por todos estos años, desde aquel lejano sábado de 1966 cuando se clasificaba para que se corriera otro Premio Gral. Manuel N Savio organizado por el AC San Nicolás, se comentó esta historia incompleta y falto de datos precisos, en cuanta cena, reunión o asados de taller… o simplemente entre apasionados que tuvimos la suerte de vivir esa época, lo ocurrido con un hombre del Chaco que llegó como hacía habitualmente viajando en su auto y que decidió inscribirse. Nadie recuerda actualmente su apellido, porque además aquí se inscribió con el seudónimo “Tortuga”. (Vale aclarar que comenamos esta historia por el final, su ultima carrera de TC que fue aqui en San Nicolás) Era la referencia el Rambler Classic que salió a clasificar con el 301 pintado en sus laterales (seguramente de alguna carrera en sus pagos), no tenía copiloto, así que invitó a alguien de San Nicolás para que lo acompañara. Había llegado en supuesto viaje normal, sin embargo él siempre sabía dónde se corría y si estaba a su alcance se anotaba y corría, así hizo también en Carlos Paz, cuya anécdota publicamos en estas notas. Ese sábado 10 de septiembre, se clasificó en el Pentágono de Somisa, trazado de poco más de 15 kms., el cual se recorría habitualmente en 35 oportunidades y que en otra parte de nuestra “Sección Historias” de esta web, figura esa carrera con detalles al igual que todas las demás. El seudónimo “Tortuga” con el Rambler Classic logró en los primeros giros el puesto 29 que lo habilitaba a largar (había más de 40 anotados y largaban solo 30) sin embargo en el giro siguiente al llegar a la curva de lo que es en estos tiempos portería 3 de Somisa (hoy esa curva quedó dentro de la fábrica), para quienes no se ubican es el final de la recta que se inicia en la curva de Sánchez y va paralela a las vías, dobló algo abierto buscando mejorar su tiempo anterior, y luego de una escasa banquina, había un zanjón al cual fue a parar, volcando y terminando él y su ocasional acompañante internados en el Hospital San Felipe, solo con golpes pero sin consecuencias mayores.
EL ACOMPAÑANTE
Si bien yo había escuchado esta historia, me resultaba muy difícil recordar el apellido del ocasional acompañante de Carauni en esa vuelta de San Nicolás, sí, sabía que era nicoleño, y lo que pasó luego, pero recurrí a amigos del automovilismo, de generaciones igual o cercana a la mia y que de muy jóvenes vivimos esas carreras, incluso algunos trabajando para la organización, como Daniel y Miguel Graziano banderilleros en la zona del accidente de Carauni, pero quien tiene la “Posta” es Héctor Gauna que anduvo un rato largo entre autos de carrera y pilotos en el TC y otras categorías.
Héctor nos refrescaba algunas cosas que sabíamos y otras que no habíamos escuchado nunca.
“El acompañante que invitó el piloto chaqueño en esa carrera, era un señor de San Nicolás de apellido Rodríguez, a quien conocí, y quien habitualmente ponía su camioneta como auxilio del nicoleño Otto Parodi que corría con Ford y se preparaba aquí en esta ciudad, en el taller de su hermano Juan Parodi, pero, que en este trazado corto no necesitaba utilizar. Este Señor Rodríguez vivía casi en la esquina de Bolívar y España, tenía camiones que guardaba casi frente mi casa –sigue relatando Gauna- así que lo conocí mucho porque además de ser de mi barrio íbamos a las carreras y compartíamos momentos con los Parodi.
Otra cosa que me acuerdo, es que luego del accidente, los dos terminaron internados en el Hospital San Felipe, y a Rodríguez la familia lo quería matar, porque él se mandó de comedido y se ve que la familia no sabía nada. Por suerte fueron solo golpes y no pasó a mayores”, -finalizaba su relato Gauna-.
Vale recordar, y esto si lo recuerdo con mis entonces 12 años, que pasaba por el local conocido como La Agrícola (Av Savio donde hoy está el Juzgado de Familia entre Ameghino y España, alli estaba Juan Parodi, muy cerca de mi casa, y el Rambler por bastante tiempo estuvo en ese salón, con las huellas del accidente en un rincón del mismo. Hasta aqui su ultima participación en TC. Pero hay mas anécdotas particulares. Cabe resaltar que tuvo como rivales a nicoleños como Félix Deffelipo en Anexo J y a Omar Fuentes en Fuerza Limitada.
– – – – CARLOS PAZ, UNA HISTORIA PARECIDA
- Una leyenda llamada «Lolo» Carauni
El carismático «Lolo» Carauni representó a la región en el Turismo Carretera durante dos décadas. Padre de familia, esposo y trabajador, se granjeó el respeto y el cariño de la afición litoraleña cuando no había internet ni celulares. Aquí, un homenaje a un deportista que vivió al ritmo de su propia pasión.
Eduardo «Lolo» Carauni fue un piloto con tanto talento como agallas en el TC de los años 50 y 60, una época en la que participar del automovilismo deportivo requería un gran sacrificio personal para los volantes de tierra adentro, como era su caso. Carauni provenía de una familia de inmigrantes que se afincó en Villa Ángela, tercera ciudad chaqueña en gravitación demográfica y económica, cuyo nombre se haría famoso en la prensa nacional gracias a otro hijo ilustre de aquel enclave del «Chaco santafesino» llamado Luis Landriscina, pero también merced a las aventuras mecánicas de «Lolo», un corredor fuera de serie no sólo por haber brillado a la altura de los ases más famosos de su época, sino por las historias épicas que supo coleccionar a lo largo de toda una vida consagrada al deporte motor. Padre de familia, esposo y trabajador, Eduardo Carauni se granjeó el respeto y el cariño de la afición litoraleña cuando no había internet ni celulares. La TV era un medio en ciernes, es decir que solamente la radio, los diarios y las revistas reseñaban sus méritos, que luego se «viralizaban» a través de la mejor red social de todos los tiempos: el boca a boca de los bares y peñas fierreras donde la bohemia provinciana agigantaba con sabrosos relatos la bravura de un piloto que, con pocos recursos, conseguía grandes objetivos.
Como ejemplo de su historia, este informe del Club de Automóviles Clásicos de Corrientes (CACC) se enfoca en dos anécdotas relatadas por su hijo Julio Carauni, quien se desempeñó en su momento como periodista deportivo (en un recordado ciclo televisivo) y se ocupó de reseñar la campaña del gran piloto fallecido en 2007, después de una larga vida en la que logró lo que todo hombre anhela: vivir al ritmo de su pasión. Uno de estos relatos corresponde a la «Vuelta de Carlos Paz» de 1965, disputada por Carauni al volante de un Rambler Classic «Boca de Pescado». La remembranza fue publicada recientemente en la cuenta oficial de Facebook «Historia Deportiva de Lolo Carauni», que se nutre de vivencias atesoradas por los hijos del gran piloto chaqueño, Julio y Daniel (un reconocido médico pediatra establecido en la capital correntina). El fervor de «Lolo» por las carreras era de tal magnitud que llegó a Córdoba junto con su esposa para un tratamiento médico y -por casualidad- se enteró de que en pocos días se largaría la vuelta de Carlos Paz. No lo dudó. Con el auto familiar (que era nuevo) se inscribió en la competencia y lo preparó con rudimentos básicos para largar con un copiloto de ocasión: convenció de que fuera su navegante al dueño de la estación de servicio YPF de Carlos Paz. En aquella carrera «Lolo» corrió de igual a igual con leyendas como Oscar Cabalén y Juan Manuel Bordeu (quienes abandonaron). El ganador fue Carlos Pairetti, mientras que el crédito chaqueño llegó en séptimo lugar, una sorpresa para los equipos más prestigiosos, doblegados por un Rambler que en su luneta trasera aún llevaba la calcomanía «en asentamiento». La otra anécdota que traemos al presente se basa en una antigua foto de diario, que muestra a «Lolo» con su auto favorito, el Torino, en una definición de alto voltaje.
– – – – SIGUE EL ANECDOTARIO
— Esta vez la fuente de información es el historiador chaqueño Roly Pérez Beveraggi, quien difundió recientemente el recorte periodístico en el que Carauni y su navegante están -literalmente-arrancando de cuajo el capot del Torino (carrera por el Zonal 7). Recuerda su hijo Julio en los comentarios de la publicación de Beveraggi: «En 1968 se definía el campeonato en Antequeras; si ganaba Cao López, mi viejo, con el punto conseguido el sábado en la serie, salía campeón. Pero el domingo -en plena final- se rompe una bisagra del capot». El riesgo de que la pieza se incrustara en el parabrisas obligó a «Lolo» a hacer una parada de emergencia para resolver el problema. Y se completa el relato de Julio: «El navegante Carlos Pedrazza -con su inmensidad corporal-, levanta el capot y lo arranca, pero ’Lolo’ justo tenía la mano en el otro extremo. Con tanta fuerza, Pedrazza le quiebra a un dedo y casi se lo amputa (en la foto se lo ve a mi papá saltando y yendo a buscar un trapo para detener el sangrado). Así siguió corriendo hasta llegar en la quinta posición. La final la ganó el misionero Heno Klein, pero Lolo obtuvo el campeonato con los 2 triunfos de ese año».
— Con ese ímpetu se corría en Chaco, Corrientes y en el país en aquellos años de caminos polvorientos y banquinas llenas de fanáticos que esperaban horas para ver pasar a sus ídolos. Uno de ellos se llamaba «Lolo» Carauni, un grande cuyo ejemplo sigue vigente, como una fuente de inspiración para quienes persiguen sus sueños hasta hacerlos realidad. Como él.
Hasta aquí lo que pudimos hilvanar con los amigos de aquí y también de Julio Alejandro Carauni, hijo del protagonista de la historia y del sitio “Historia Deportiva de Eduardo Lolo Carauni. La Historia del TC y material propio o generado por nuestro equipo.
Lo que sigue será la nota con toda su trayectoria, que lo convirtió en ídolo de los chaqueños con hermosas imágenes. (Investigacion y recopilación Roberto Nápoli)
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